Los Beneficios del Hijo de Dios para nosotros no. 8

El Testimonio de adentro

Miércoles, 18 de agosto de 2004

Rev. Brian Kocourek

 

7) El séptimo beneficio o promesa de Dios para nosotros acerca de creer en Su Hijo es que somos dados un testigo especial dentro de nosotros de esta relación.

 

1 Juan 5: 10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio (testimonio) que Dios ha dado acerca de su Hijo.

 

Este verso de la escritura tiene dos partes. Número uno habla de El Testimonio el cual es el Espíritu Santo, y luego habla del Testimonio que Dios nos Dio acerca de Su Hijo.

 

Enfocaremos nuestros pensamientos esta noche en esta primera parte, “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo;”

 

Ahora, de nuevo vemos que esta palabra tiene fue traducido de la palabra griega eco, así que este verso debe leerse “El que cree en el Hijo de Dios, hace eco del testimonio en sí mismo;”

 

Ahora, sabemos que hay una diferencia entre ser sólo un testimonio y EL Testimonio. Porque El Testimonio es el mismos Espíritu Santo. 1 Juan 5: 6 Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.

 

Ahora, normalmente pensamos en un testimonio como una persona, otro ser humano. Pero Juan nos dice en 1 Juan 5: 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios;

 

Y el testimonio más grande que podría estar allí que el testimonio del Espíritu de Dios para nosotros y por nosotros.

 

Ahora, para entender lo que Juan nos dice aquí cuando dice, “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo;” volvamos al libro de romanos para nuestra respuesta.

 

En romanos 8: 16 El Apóstol Pablo dice, El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios,”

 

Ahora, si no somos cuidadosos leeremos este verso completamente lo opuesto de lo que nos dice. Muchos cristianos han luchado con este verso para su propia destrucción, porque lo han leído exactamente lo opuesto de lo que dice, y así  ponen el énfasis en lo que ellos sienten y lo que es el testimonio dentro de ellos en lugar de lo que Dios está dando testimonio de nuestro espíritu.

 

Muchos se equivocarán de su propia voz interna o su propia imaginación siendo este testimonio del Espíritu de Dios para ellos. Aunque ellos puedan ser entusiásticos, o como hermano Branham diría, aunque ellos puedan ser  sinceros, ellos todavía son probados por la Palabra de Dios que sinceramente se equivocan.

 

Por tanto cuando leímos esta Escritura, debemos entender que no habla de nuestro espíritu dando testimonio a cualquier cosa mucho menos al Espíritu de Dios. Sino dice, El Espíritu (sabemos que habla del Espíritu de Dios porque hay sino uno EL ESPIRITU, y ese es El Espíritu Santo de Dios. Y Pablo dice,) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios,” Y si El Espíritu Mismo entonces no habla de otro espíritu sino de uno y el Único espíritu de Dios. No el espíritu de Dios más mi espíritu, y ciertamente no habla de mi espíritu dando testimonio de cualquier cosa. Pero nos dice llanamente que todo el Espíritu de Dios por sí mismo es que da testimonio con nuestro espíritu.

 

Así que no estamos viendo aquí a lo que nosotros hacemos, ni estamos viendo aquí a lo que percibimos, ni aun en lo que tocamos o con nuestro propio espíritu, porque nuestro espíritu no tiene nada que ver con este verso de la escritura, en el sentido que este verso no habla de nuestro espíritu dando testimonio de cualquier cosa, sino habla del espíritu de Dios dando testimonio lo que esta pasando con nuestro espíritu. Habla de lo que Dios mismo en Su Espíritu está dando testimonio.

 

Y Pablo dijo en GÁLATAS 6: 3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así no es lo que usted piensa que cuenta cualquier cosa a Dios, sino lo que Él piensa es lo que verdaderamente importa.

 

En I JUAN 1: 7 leímos pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, (y eso significa decir la misma cosa que él dice sobre ellos y no tapar a ellos con nuestras propias justificaciones por ellos) él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

 

Ahora, aquella gente quienes leen romanos 8:16 mal, El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios,” léalo como así, “Nuestro espíritu da testimonio con Su Espíritu,”…

 

El problema es que mucha gente lee mal, tratan de convencerse ellos mismos que es su propio espíritu el que da testimonio con el espíritu de Dios y eso les hace algo. Y ellos no aceptarán la posición soberana de Dios de que él no los necesita. No, más bien, tomando la asunción que es su propio testimonio en su espíritu y su propio escogencia, ellos anulan y anulan el testimonio Del Espíritu y la elección que es reservado a Dios hacerlo, y Él solo. Porque cuán bueno es nuestra elección si no es la elección de Dios, y cuán bueno es dar testimonio de nuestro propio espíritu lo que Dios no lo ha hecho serlo.

 

¿Usted piensa sólo porque usted siente eso lo hace correcto? Basuras. Yo recuerdo a un hombre alguna vez que me dijo eso está bien de Ir que se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer quien se había casado ya varias veces, porque él cayó. El dijo, el Espíritu de Dios a aceptado en él cuando la besó a ella y por tanto eso tiene que estar bien casarse con ella.

 

Ese hombre no sabía la diferencia entre el espíritu de lujuria y el Espíritu de Dios. Y El problema con la lectura de esta Escritura es con una comprensión mala que muchos han hecho así por mucho tiempo, que ha producido sólo fanatismo en lugar de una muerte sincera a sí mismos. Entre la línea fanática usted tendrá aquellos que siempre dan testimonio en su espíritu, este, eso o lo otro. Pero esta Escritura no habla de lo que damos testimonio en nuestro espíritu, sino lo que Dios da testimonio en nuestro espíritu. Dice, EL ESPIRITU también da Testimonio con nuestro espíritu. Y cómo podía El Espíritu de Dios puede alguna vez dar testimonio a cualquier espíritu que no es nacido de nuevo en Su propia imagen. Porque dar testimonio habla de la identificación. Y así que cuando el Espíritu de Dios da testimonio a su espíritu que no es su espíritu humano que da testimonio, sino Su propio Espíritu que ha venido en usted y lo ha hecho una nueva creación en Cristo Jesús.

 

Usamos el término en nuestras conversaciones diarias y decimos cosas como esto, “Yo puedo dar testimonio a eso. Y lo que nosotros realmente queremos decir es que nos identificamos con eso...

 

Lo que pasa aunque, es porque la mente fanática es también una mente muy consagrado, consagrado a sus ideas fanáticos de la línea, y porque lo vemos esto como una mente consagrado, por tanto se asume por la mayoría de los observadores que es una mente sincera, y después de todo no queremos cerrar de golpe a una persona porque son sinceros. Pero aquellos que caminan en este estado, llegan a ser de mente celestial que ellos llegan a ser en ningún terreno bueno, y como un resultado ellos llegan a alejar a otros debido allí a la condición extrema mental, y luego cuando otros dirigen tan lejos de ese tipo de mente, ellos pierden con la conciencia interna del Espíritu de Dios tratando de dirigir su alma en las cosas más Profundas de Su palabra.  Y así van al lado almidonado.

 

¿Parece entonces que en la Cristiandad, tropezamos con un extremo o el otro?  Usted o ve aquellos que son tan nulos de sinceridad que se desprenden como o cristianos muy secos y almidonados, o en cambio usted ve aquellos que son súper tan excelentes sinceros, que su sinceridad nos deslumbra hasta el hecho que están hasta ahora fuera de la Verdad que han llegado a ser casi místicos en su acercamiento a la Palabra, y todo para ellos tiene algo de grande excelente importancia espiritual.

 

Y no dijo hermano Branham que debemos estar en el camino del medio. Debemos guardar una distancia suficiente de ese espíritu de error y entusiasmo, y todavía sin negar el don de Dios, y su llamamiento para nosotros, y nuestra sensibilidad a Su Espíritu moviéndose entre nosotros y en nosotros.

 

Para caminar con un equilibrio como Sus hijos, necesitamos considerar caminar en Su presencia y tener el propio temor de Dios, primero, ante todo, el temor del Señor es el principio de la Sabiduría. .

 

¿Por tanto, debemos preguntarnos, qué es este testimonio o testimonio del Espíritu? La pregunta real debería ser, qué es el testimonio del Espíritu de Dios; y, cómo lo hace, Dios, “¿da testimonio con nuestro espíritu que somos los hijos de Dios?"

 

Volvamos al Libro de Juan y vea lo que la Palabra de Dios nos dice acerca de este Testimonio que Dios tiene acerca de Su Hijo. Porque aquí está el modelo que debemos seguir.

 

En JUAN 5: 30 Jesús Dijo, No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. 31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. 32 Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. 33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. 34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos. 35 El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. 36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.

 

Noten lo que Jesús nos dice que el testimonio del hombre, no importa quien sea, todavía no es suficiente buena. El testimonio debe venir de El Espíritu, o El Padre mismo.

 

37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, 38 ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. 39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.

 

Segundo. ¿Cómo está conectado este testimonio del Espíritu de Dios y lo nuestro, claramente y sólidamente distinguido de la presunción de una mente natural, y del engaño del diablo? No podemos aun considerar qué es el testimonio de nuestro propio espíritu. Es donde el hombre ha ido tan mal en el pasado. Hay caminos que parecen al hombre correcto, pero el camino es el camino de la muerte. Dios también dijo en, Isaías 55: 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

 

También vemos en 1 Juan 2: 5: pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él;

 

Por tanto la única manera que sabemos que nuestro Espíritu da testimonio con Su Espíritu es que guardamos Su Palabra. Eso es lo que es acerca del Hijo obediente. No ser obediente es estar fuera del temor o retribución, pero obediente porque tenemos los mismos pensamientos sobre él cuando Él hace.

 

Y de nuevo vemos en 1 Juan 2: 29, Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.

 

Y de nuevo de 1 Juan 3: 19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.  

 

Ahora, eso debe decirlo a usted allí mismo que no es lo que su corazón condena o no condena, ni es lo que su corazón da testimonio o no da testimonio, pero simplemente puesto, es lo que Dios da testimonio a lo que verdaderamente importa en el conteo final.

 

Por tanto no es lo que da testimonio en su corazón, porque somos dichos en Jeremías 17: 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?

 

Por lo tanto Dios no deja que su corazón haga o no haga, conocer o no conocer, o dar testimonio o no dar testimonio, pero Él conoce el corazón, eso es por seguro.

 

1 Tesalonicenses Capítulo 2 Verso 4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

 

Salmos Capítulo 7 Verso 9 Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.

 

Y no baja a lo que usted hace o por allí aquellos que piensan que ellos hacen,  aun pensando que hacen la voluntad del Señor, y todavía en el análisis final que ellos no son dados aun crédito por lo que ellos hacen, hacen… Jesús nos dijo que ellos dirán, “No hemos hecho esto en tu nombre y aquello en tu nombre, y entonces les declararé; Nunca os conocí, apartaos de mi, hacedores de maldad.”

 

Así que todo viene a esto. Dios debe dar testimonio con su espíritu que usted es un hijo de Dios, y eso da lugar  a la preeminencia en Él donde debe quedar.

 

¿Y todavía cómo aparece que esta gente pueden ver ellos mismos haciendo las obras por Dios cuando Dios mismo aun no reconoce sus obras? Pues, si ellos hacen y Dios no piensa que lo hacen, entonces aparecería que ellos no hacen verdaderamente por Dios, Porque Dios no les da crédito por cualquier cosa.

 

Entonces la pregunta todavía queda, ¿Cómo aparece esto, que ellos aman a Dios y a su vecino, y que guardan su mandamiento y todavía no son dados crédito por esto?

 

Pero la pregunta que se levanta aquí no es cómo aparece a Dios lo que ellos hacen, sino cómo aparece a ellos. Porque ellos son quienes pensaron que estaban identificados con el Espíritu de Dios cuando Dios no se identificó con ellos. Él dijo, apartaos de mi, hacedores de maldad.

 

Ahora, debemos preguntarnos, ¿qué es este testimonio o este testimonio del espíritu? La pregunta real debe ser, ¿qué es el testimonio del Espíritu de Dios; y, cómo lo hace “da testimonio con nuestro espíritu que somos los hijos de Dios?" Segundo. ¿Cómo es esta conexión del testimonio del Espíritu de Dios y de nuestro propio, claramente y sólidamente distinguido de la presunción de una mente natural, y del engaño del diablo?

 

Por lo tanto examinando esta Escritura que habla de Dios dando testimonio a nuestro espíritu que debemos ser cuidadoso para no pensar en términos que nuestro propio espíritu es quien da testimonio, porque el Apóstol Pablo está hasta ahora hablando del testimonio sólo de nuestro propio espíritu, eso podría ser cuestionado si habla de él en absoluto. El Apóstol acababa de decir, en el verso precedente, “He recibido el Espíritu de adopción, con que clamamos, Abba, Padre;” e inmediatamente él agrega, “El mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu, que somos los hijos de Dios.” Así Él, el Espíritu de Dios da testimonio al mismo tiempo que nos habilita para clamar Abba, Padre. Y como he dicho ya, el testimonio de nuestro propio espíritu, aunque es una cosa buena, porque guarda en ver, todavía es una cosa muy engañosa. Por lo tanto, es el Testimonio del Propio Espíritu de Dios mismo, a su espíritu y por su espíritu, eso es lo que cuenta en la estimación final. Enfrentemos esto, si creemos en la soberanía de Dios, entonces dando nuestro testimonio de Él no aumenta nada a Él, ni hace nada con dar nuestro testimonio de Él saca de lo que él es. Ellos lo que verdaderamente, lo que importa al final es que Él da testimonio de nosotros, porque si Él no da testimonio de nosotros estamos perdidos y quedar perdidos.

 

Los actos de obediencia en la doctrina, en hablar, en acciones, y en someter nuestra voluntad a la voluntad de Dios eso muestra nuestro exterior que hemos identificado con nuestro papel como un hijo, pero estos sin embargo, no demuestra ser un hijo. Sin embargo, cuando usted es probado para ser un hijo por el testimonio del Espíritu de Dios, entonces los actos le ayudarán su propia comprensión del papel que Dios tiene puesto ante ustedes para jugar como un hijo.

 

El Apóstol Pablo dice en 1 corintios 14: 20 Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia” o maldad “pero maduros en el modo de pensar.

 

Cada hombre aplica esas marcas escritas a él, sabría si es un hijo de Dios. Así, si sabemos, Primero, “que muchos son llevados por el Espíritu de Dios, son los hijos de Dios;"

 

En segundo lugar, usted puede razonar, estoy “llevado por el Espíritu de Dios;” y así usted concluye, “Por lo tanto soy un hijo de Dios.”

 

Pablo dijo en ROMANOS 9: 1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,

 

Ahora nuestra conciencia es el testimonio de nuestro propio espíritu; que Dios nos ha dado para ser de corazón, y santo en conversación externa. Es una conciencia de nuestro recibimiento, dentro y por el Espíritu de adopción, esas características mencionados en la palabra de Dios, como perteneciendo a su hijos adoptados. Así estamos consciente de tener un corazón amoroso hacia Dios, y un corazón amoroso hacia toda la humanidad; Y sostenemos como hijo con confianza, Dios la Palabra de nuestro Padre, desear nada más que a él, echada todo nuestro cuidado sobre él, y abrazando cada hijo de Dios con afecto serio, tierno: Una conciencia que estamos conformados interiormente, por el Espíritu de Dios, a la imagen de su Hijo, y que caminamos ante él en justicia, misericordia, y verdad, haciendo las cosas que agradan a su vista.

Pero, todavía en todo esto podemos engañarnos nosotros mismos. Jesús dijo en Juan 5: 30, “Si doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.” Por lo tanto, el testimonio en nuestra propia alma aunque haga cosa muy buena no importa verdaderamente. Puedo reclamar a Dios como mi padre todo que yo quiera, pero hasta que él me reclame, ¿cuán bueno me hace? Este es el mismo argumento que Jesús tenía con los Fariseos. Ellos empezaron reclamando ser la simiente de Abraham, y cuando Jesús los señaló a ellos que Abraham tenía dos simientes viniendo de él, uno por la promesa y el otro por un acto de la carne, luego ellos reclamaron que Dios era su padre. Y Jesús puso a la tierra para quien pueda reclamar. Él dijo que ustedes harán las obras de su padre. Este es su testimonio en el espíritu. Si es un Hijo REAL de Dios ustedes harán las cosas de su padre, que Dios lo muestra hacer. Así el testimonio en su espíritu de El Espíritu es la condición de su espíritu en respuesta a las cosas de Dios.

 

JUAN 8: 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. 39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. 48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio? 49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis. 50 Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga. 51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte. 52 Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte. 53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo? 54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. 55 Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.

 

¿Por qué es ese testimonio del Espíritu de Dios? ¿Cómo él lo hace “da testimonio con nuestro espíritu que somos los hijos de Dios?" es difícil de encontrar las palabras en cualquier idioma para explicar “las cosas profundas de Dios.” De hecho, no hay nada que expresa adecuadamente lo que experimentamos.

 

Pero para lo mejor de mi habilidad yo puedo decir, el testimonio del Espíritu es una impresión interior en el alma, que el Espíritu de Dios directamente da testimonio de mi espíritu, que soy un hijo de Dios; que Jesucristo me amó, y se ha dado él mismo por mí; y que todos mis pecados son desechados, y yo, aun yo, soy reconciliado con Dios.

 

El testimonio del Espíritu de Dios debe venir antes del testimonio de nuestro propio espíritu. Debemos ser santo de corazón, y santo en vida, antes de que podamos ser conscientes que somos así; antes de que podamos tener el testimonio de nuestro espíritu, que somos interiormente y exteriormente santos. Pero nosotros tenemos que amar a Dios, antes de que podamos ser santo en lo absoluto; esto siendo la raíz de toda la santidad. Ahora nosotros no podemos amar a Dios, hasta que sepamos que él nos ama a nosotros.  Nosotros le amamos a él, porque primero él nos amó a nosotros.” Y no podemos conocer su amor perdonado a nosotros, hasta que su Espíritu da testimonio de nuestro espíritu. Puesto que, por lo tanto, este testimonio de su Espíritu debe preceder el amor de Dios y toda la santidad, de consecuencia debe preceder nuestra conciencia interior, o el testimonio de nuestro espíritu acerca de ellos.

 

Luego, y no hasta entonces, cuando el Espíritu de Dios da testimonio a nuestro espíritu, que “Dios le amó a usted, y ha dado su propio Hijo para ser la propiciación por sus pecados; el Hijo de Dios le amó a usted, y lo ha lavado de sus pecados por su sangre,” – “nosotros le amamos a Dios porque primero él nos amó a nosotros;” y, por su causa, nosotros también amamos a nuestro hermano. Y de esto, no podemos sino ser conscientes a nosotros mismos: Nosotros “sabemos las cosas que se nos dan libremente de Dios.” Sabemos que nosotros amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos; y “por la presente también sabemos que somos de Dios.”” Este es ese testimonio de nuestro propio espíritu, el cual, tan lejos como continuamos para amar a Dios y guardamos sus mandamientos, llega un contacto con el testimonio del Espíritu de Dios, “que somos los hijos de Dios.”

 

Es él aquel no sólo en nosotros en cada manera de cosa que es bueno, pero también brilla en su propio trabajo, y claramente muestra lo que tiene forjado. De acuerdo, eso es hablado por San Pablo, como un gran fin de nuestra recepción del Espíritu, “que podríamos conocer las cosas que se dan libremente de Dios:” Que fortalecería el testimonio de nuestra conciencia, conmoviendo nuestra “simplicidad y sinceridad piadosa;” y nos da para discernir, en una luz más llena y más fuerte, que ahora hacemos las cosas que a él le place. 

 

Todavía debería ser examinado, “¿Cómo hace el Espíritu de Dios 'da el testimonio con nuestro espíritu, que nosotros somos hijos de Dios, ' así que saca toda duda, y la realidad de nuestro relación?, la respuesta es clara.

 

La conexión del testimonio de nuestro espíritu y el Espíritu de Dios, nuestro Padre es este, que dejamos nuestra propia voluntad en favor de Su Voluntad. Jesús dijo, “No mi voluntad sino se hará la voluntad tuya.” Y ese es el testimonio Del Espíritu con nuestro Espíritu. Identificamos y hacemos la Voluntad del Padre. Es así cómo nuestra voluntad también se identifica con Su Voluntad, y que Su Voluntad es preeminente en nosotros sobre nuestro misma propia voluntad.

 

Apocalipsis Capítulo 4 PT 2 24 Ancianos 61-0101 PG. 576 (español) Santifica esta pequeña iglesia esta mañana, Señor. Santifica con Tu Espíritu a cada persona que está aquí adentro, y permite que el Espíritu Santo entre en sus corazones, a cada uno de nosotros. Renueva el Espíritu en aquellos que ya se abrieron sus corazones a través de su propia voluntad y han llegado a conocer Tu Voluntad.

 

Allí está usted. Es dejando ir de su propia voluntad y recibiendo la voluntad del Padre. Ese es el Testimonio de Su Espíritu, Su Voluntad en su espíritu.

 

231 “¿Cómo es la voluntad propia? ¿Por qué le llama a eso voluntad propia, Hermano Branham?” Porque pone a un hombre y a una mujer de nuevo así como Adán y Eva en el huerto del Eden, ¿Sobre qué? ¡Los dos árboles! Voluntad propia, éste es muerte. Éste es Vida, voluntad propia. Inmoral... ¡Libre albedrío! Dios colocó al primer hombre, a Adán y a Eva, aquí mismo con libre albedrío. Él los colocó a Uds. en el mismo lugar. Y la única forma en que Uds. pueden arreglar esta cosa aquí adentro es su voluntad propia. ¡Aleluya! ¡Su voluntad propia! Uds. tienen que desear hacer la voluntad de Dios. Uds. tienen que alejarse de su propia voluntad para permitir que entre la voluntad de Dios, porque este es el único canal que conduce al corazón.

 

232 Oh, Uds. pueden unirse a la iglesia, Uds. Bautistas y Presbiterianos. Y Uds. Metodistas y Peregrinos de Santidad pueden venir a la santificación. Pero tienen que querer hacer la Voluntad de Dios, voluntad propia, para permitir que el Espíritu Santo entre aquí, para producir: “Estas señales seguirán a los que creen. En Mi Nombre echarán fuera demonios. Hablarán nuevas lenguas. Sobre los enfermos pondrán sus manos o tomarán en sus manos cosas mostíferas, y demás. Estas senales seguirán a los que – que han dejado que su voluntad llegue a ser Mi Voluntad, y la obras que Yo hago ellos las harán también”. Espero que no lo pasen por alto. Hay un deseo de hacer la Voluntad de Dios. ¿Ven Uds. lo que quiero decir?

 

 308 Ahora, “el propiciatorio”. Ahora, el propiciatorio está en el corazón, el centro donde está el resplandor de Su – Su Gloria en todo Sus hijos, la Gloria “Shekinah” en el corazón humano. Aquí está el corazón humano. ¿Eso es correcto? ¿Es ese el propiciatorio? ¿Cómo pasan Uds. a través de él entrando en Eso a través de estos diferentes sistemas? A través de voluntad propia, voluntad propia. Entra aquí, y pasa por allí, sale, ¿qué? La Gloria “Shekinah”. ¿Qué...? es la Gloria Shekinah” Es la presencia de Dios. Y cuando  un hombre está caminando, o una mujer, él está reflejando la Gloria “Shekinah”. El no va a casas de juego y – y se comporta así, y sale aquí y niega la Palabra. No importa lo que la gente dice, él tiene su corazón puesto en una cosa: Dios. Y si él es verdaderamente llamado por Dios entonces Jesucristo se refleja a Sí mismo a través de él con la Gloria “Shekinah”, haciendo las mismas cosas que Él hizo allá atrás, manisfestando el mismo Evangelio, predicando la misma Palabra, la misma Palabra siendo manisfestada en la misma medida que fue entonces, así como fue verdaderamente en Pentecostés es medido de nuevo. ¿Oh, hermano!

 

1 Juan 5: 10 El que cree en el Hijo de Dios, hace eco del testimonio en sí mismo; y El Testimonio del cual hacemos eco es el espíritu de Dios. Inclinemos nuestras cabezas en oración...