LA OBRA MAESTRA No. 8

El Dios de todo Consuelo

Domingo, 5 de junio de 2005

Rev. Brian Kocourek

 

2 Tesalonicenses 2: 16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,

 

Filipenses 2: 1 Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,

 

Vamos a orar, Amado Padre, nosotros conocemos y creemos que tu estas aquí en esta mañana en nuestro medio. Aunque no podemos verte, ni tocarte, sin embargo tenemos la convicción que tu Gran Columna de Fuego está aquí para llevarnos al Milenio, porque tu nos dijiste que es tu propósito por medio de los labios de tu profeta vindicado.

 

Por tanto, Padre, estás con nosotros así rendidos nosotros mismos abiertos a tu Gran Presencia aquí entre nosotros, y pueda tu Presencia traernos consuelo Padre, porque eres el Dios de todo Consuelo. Y ayúdanos para entender lo que estas haciendo ahora aquí, cuando no tenemos al profeta entre nosotros para hablarnos por Ti. Ayúdanos entonces, Padre para saber y entender nuestro lugar en tu Reino, y lo que estas haciendo todavía en esta hora, cuando miramos a las palabras que tu hablaste por medio de tu Profeta vindicado conociendo que Tu eres el Yo soy, y no el que Yo era. Entonces Padre creemos tus palabras por medio de William Branham no fueron palabras para el pasado, sino palabras para el presente. Y sabemos y creemos Padre, que esas palabras no fueron las palabras de un hombre, sino fue Tu Palabra para nosotros Padre y tenemos confianza en tu Gran Mensaje que nos diste por medio de aquel vaso rendido. Y nosotros creemos esas palabras que todavía están tan vivos hoy y con tanto poder hoy así como fueron en el día cuando se hablaron. 

 

Por lo tanto Padre, sabemos que has venido en el Espíritu de Sabiduría y la Revelación en el Conocimiento de ti. Entonces, oye nuestra petición a Ti esta mañana Padre, y te pedimos que abras en nosotros Tu Gran Fuente de Sabiduría, y ayúdanos para saber y estar seguros, y ser consolados por Tu Presencia entre nosotros, así nosotros te pedimos en el nombre precioso de Jesucristo, Amén.

 

Otra vez en esta mañana me gustaría continuar examinando la oración de apertura del hermano Branham de su sermón titulado la Obra Maestra. Para hacer así, necesitaremos tomar del párrafo 3 donde leímos la semana pasada acerca de nuestra transformación de hombres justos a Santos.

 

Hermano Branham, en su oración dice, 3 “Concédenos los deseos de nuestro corazón, porque verdaderamente tenemos estos deseos de servirte a Ti. En estas condiciones de debilidad y aflicción y cosas del mundo que son puestas sobre nosotros, a veces para perfeccionarnos… Se nos ha dicho, que El dijo: “No os sorprendáis que estas pruebas vengan”. Solamente están obrando por nuestro bien y para perfeccionarnos y llevarnos hasta entrar as ese lugar. Este gran desierto de experiencias, donde hombres justos son moldeados hasta convertirse en santos; nosotros – nosotros Te damos las gracias por estas experiencias, Señor. No querríamos de ninguna manera hacer algo contrario a Tu voluntad, pero rogamos Padre, que en esto seamos traídos más cerca de Ti.

 

4. Y cuando las cargas son tan pesadas y no podemos caminar más, entonces levantamos nuestras manos y clamamos a nuestro Padre. Entonces desde el cielo escúchanos, Señor. Sánanos. Y restablécenos para el bien del Reino de Dios.

 

Me gustaría detenerme por un momento en nuestra lectura esta mañana porque estas palabras que hermano Branham está diciendo aquí acerca de nuestras cargas parece ser así de este tiempo presente, y muy real, especialmente, puesto que todos hemos pasado por aquí recientemente habiendo sufrido gran pérdida de amigos y miembros familiares. Parece que algunas veces, venimos a un lugar donde nosotros sólo no podemos ver luz del día. Todo parece estar tan oscuro y las promesas de Dios parecen estar tan distante, y allí parece no haber alivio a la vista. Esa es la esencia de lo que dice aquí. El dijo, Y cuando las cargas son tan pesadas y no podemos caminar más, entonces levantamos nuestras manos y clamamos a nuestro Padre. Entonces desde el cielo escúchanos, Señor. Sánanos. Y restablécenos para el bien del Reino de Dios.

 

Ahora, el Hermano Branham está hablando aquí de un tiempo cuando todo parece se perdido, y la luz parece haber crecido oscuro. Un tiempo cuando todo parece ir de mala manera para nosotros, y luego nos dice, es cuando nosotros necesitamos saber que nosotros tenemos un Padre a quien podemos clamar. Un Padre Quien nos oirá y nos traerá consuelo para aquellos de nosotros en necesidad.

 

Ud. sabe, el Apóstol Pablo nos dijo la misma cosa en segunda Corintios. Nos dijo que nuestro Dios es un Dios que está lleno de Misericordia y Consuelo. De hecho nos dijo que él es Dios de TODO Consuelo. 

 

2 corintios 1: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. 7 Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.

 

Ahora, estas palabras son demasiados sobresalientes para nosotros, sobre todo en estos tiempos cuando nosotros hemos amado aquellos entre nosotros y cerca de nosotros que de repente, sin explicación o sabiendo que nuestro seres se han ido de nuestro medio. A algunos de ustedes escuchando, hubiera sido un familiar, para otros hubiera sido amigos cercanos. Indiferentemente de la relación, todos tenemos que tratar de la realidad de un cambio imprevisto en nuestra vida, y una necesidad por consuelo.

 

Haber experimentado muchos entierros a través de los años, y varios de ellos miembros familiares, y muchos de ellos amados quienes eran tan cercanos como familia, a mí me gustaría decir que el consuelo no es algo que viene fácil a nosotros. Ni obtenemos consuelo de las experiencias de algún otro. Nuestro consuelo, quiero decir el verdadero consuelo viene de una fuente y una sola fuente. Y esa fuente es de Dios nuestro Padre y nuestra confianza que tenemos en Su gran Juicio.

 

Como Abraham dijo, El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?”

 

Hemos asistido todos a los entierros y haber estado cerca de alguien que ha sufrido la pérdida. Muerte, agonizante, y sufrimiento, esto no es extraño para cualquiera que nace en este mundo. Ciertamente no son extraños para quienes son Hijos e hijas de Dios.

 

Ahora, la semana pasada leímos donde el Apóstol Pedro dijo, 1 Pedro 4: 12  Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, de manera que vemos que las pruebas no se deben verlos como si por medio de las pruebas tenemos alguna cosa extraño aconteciendo para nosotros o que otros no sufren. Al contrario, dijo que nuestra actitud debe ser regocijarnos por esas pruebas. 13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.

 

Pero si Ud. recuerda, en nuestro estudio la semana pasada hemos señalado que no es la prueba en sí en el que estamos para regocijarnos, sino lo que esa prueba funciona en nuestro carácter. Porque Dios no nos pone bajo pruebas y sufrimiento para encontrar placer en eso. Hemos sido dichos que aun el Hijo de Dios aprendió la obediencia por las cosas que él sufrió. Y la Biblia nos dice que esas pruebas y sufrimientos lo perfeccionaron a El.

 

Leímos de hebreos 5: 7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, (Fíjense, que aunque Dios podía salvar al Hijo de Dios de la muerte, El no hacía, porque era Su voluntad para machucar y destrozar esa rosa dulce de Sharon hasta que el hermoso perfume del Espíritu Santo salió de El de manera que usted y yo pudiéramos disfrutar de ese dulce olor a sabor.) fue oído a causa de su temor reverente.

 

Sí, Jesús el Hijo de Dios “temió.” Pero Su miedo no era un miedo de duda, sino de un sometimiento reverencial a la voluntad de Dios.  El dijo, “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa,” y entonces después de un gran forcejeo y luego victoria conclusiva él dijo, “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”) 8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;

 

¿Y cómo él llegó a ser perfeccionado? Por los sufrimientos en su carne. Ahora, la palabra perfeccionado se tradujo de la palabra griega teleioo, que quiere decir ser hecho completo o consumado en carácter. En otras palabras Su carácter fue terminado, completado por este acto de sujeción a Su voluntad a la voluntad del Padre.

 

Ahora, El apóstol Pedro siguió diciendo en el versículo 14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. 15 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; 16 pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. 17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? 18 Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? 19 De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

 

Ahora, volviendo a lo que el Apóstol Pablo nos decía sobre el Dios de toda consolación, dijo, 2 corintios 1: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, (Ahora, quiero que se dé cuenta aquí que Dios no sólo los consuela sino es el Dios de todos los consuelos, y nos ha prometido consolarnos en cada necesidad. Y la razón que Dios nos trae consuelo es que nosotros podemos traer consuelo a otros en su tiempo de necesidad.) para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, (y noten cómo somos habilitados para consolar a otros) por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

 

Ud. ve, es Dios quien nos trae nuestro consuelo. Entonces no son sus palabras, o sus experiencias que pueden traer consuelo a otros, pero es su reflejo al Dios de todo consuelo para ellos que les traerá consuelo en tiempos de prueba y necesidad. Nadie que ha sido golpeado por la pérdida imprevista o lesión severa se interesa por lo que alguien ha pasado. No es el tiempo para eso. Cuando la pérdida imprevista ocurre, o lesión imprevista o tiempo de necesidad real, la mejor cosa que podemos hacer por aquellos que sufren es estar seguros nosotros del Amor de Dios y que Dios de hecho es un Dios fiel. El consuelo de Ud. a otros no es en lo que uno puede hacer, decir o lo que ha experimentado.

 

Hay un tiempo y lugar para todo eso. Pero en tiempo de dolor, traemos consuelo por medio de haber sido consolados por Dios. Y nuestra fe y confianza en Dios nos ha traído consuelo, les traerá consuelo a aquellos quienes tienen dolor y están en necesidad.

 

Aun Hermano Branham quién ha experimentado mucho en cuanto a dolor y desesperación, dijo el único quien podría consolarlo cuando su pequeña Sharon  Rose estaba agonizante, fue para conocer que Dios es su consuelo.

 

El cuida de ti 60-0301 P: 43 yo caminé sobre la cama, puse mis manos sobre su pequeña cabeza, yo dije, “Querida, Dios te dio, y Dios te está tomando; bendito sea el Nombre del Señor. aunque él me matare, en él esperaré.” Sí, señor. Yo dije, “te llevaré, querida, y ponerte en los brazos de tu madre en aquel morgue dentro de una hora por ahora. Pero si todavía me mata, no hay nada por el cual puedo ir. El es la única esperanza que alguna vez haya encontrado. El es la única Fundación. El es el único Consuelo que alguna vez tuve. ¿Y donde puedo ir ahora por el consuelo, si no fuera a El? Cuando yo dije eso, los Ángeles vinieron y se la llevaron. Y yo casi quede tumbado, pero algo sucedió. El era mi consuelo. El vino a mí. El cuidó de mí.

 

Fíjense el Apóstol Pablo dijo, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

 

Cuando ustedes, ustedes mismos muestran una confianza abierta en el Dios de todo consuelo, esa confianza en Dios trae consuelo para aquellos en necesidad de consuelo.

 

Ahora, el Apóstol Pablo continúa, 5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. 7 Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.

 

Finalmente en el cierre, El apóstol Pablo nos dice en. Romanos 15: 5 Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús,

 

Noten Pablo llama a Dios, el Dios de la Paciencia y la Consolación. Porque después que se ha esperado la promesa que Dios ciertamente guardará Su palabra. Qué consolación nosotros tenemos en Cristo Jesús. Sabiendo que Dios resucitó a Su Hijo de la muerte.

 

El Apóstol Pedro nos dijo en I PEDRO 5: 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

 

Inclinemos nuestros corazones en oración. Amado bondadoso y Amoroso Padre. Sabemos de muchos trabajos y pruebas que han ocurrido a nuestros hermanos en estos años que han pasado, pero con todo eso han estado allí. Porque tu nos dijiste “No te desampararé, ni te dejaré.” Y estamos sostenidos a esas Palabras amado Señor, sabiendo que tú cuidas de nosotros. Ayúdanos luego a moldearnos todos nuestros cuidados en ti al Cuidado de nosotros. Estés con aquellos moribundos, el consuelo al afligido, y trae buenas nuevas a aquellos que están en necesidad, estés con la familia MCrae, y La familia de los Arias, y con la familia Roberts y sus hijos Señor, Y Padre te pedimos tu consuelo sobre todos aquellos que están en necesidad en este tiempo, porque nosotros te pedimos en el nombre bendito que diste a tu Hijo Jesucristo nuestro Señor., Amén.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Traducido por Hno. Mario Nina Q. Junio de 2005 – La Paz Bolivia

E mail: marionina357@yahoo.com